Ya han pasado casi dos semanas desde que empezamos esta situación tan extraña y a la vez, novedosa para todos nosotros, y todavía aún, en ocasiones, nos sigue pareciendo un mal sueño.
A mi modo de ver, como ocurre con todas las cosas, ere preciso dejar pasar un tiempo para poder observar los acontecimientos con cierta perspectiva, y no precipitarnos en nuestra forma de actuar.
Por mi parte, y desde el área de Educación Física, he considerado oportuno mantener las tareas que adjunté a mis compañeras tutoras de 1º, 2º, 3º y 4º, dado que en principio nos habíamos basado en acuerdos tomados en claustro, reunidos todos una vez que se recibieron las instrucciones de nuestra Administración regional. Se trataba de actividades organizadas en sesiones, al igual que hicimos en otras áreas, de manera que las propias familias pudiéseis organizaros el tiempo según lo creyeseis oportuno, sin agobios ni dificultades, en las que los propios niños pudiesen hacerlo sin complicaros a vosotros. Entiendo que, si queríamos "ajustarnos" al horario lectivo habitual, en el que disponemos de 3 sesiones semanales de E.F., con 6 sesiones que ofrezcamos al alumnado teníamos trabajo para las dos primeras semanas que en principio se establecieron como plazo para el estado de emergencia y aislamiento.
Dado que se trata de una situación excepcional, y que en principio habíamos programado con el plazo del que hablábamos anteriormente, consideré que lo más apropiado era utilizar los contenidos trabajados en el área durante el curso para contribuir al desarrollo de las competencias básicas en las que habitualmente el alumnado necesita un mayor refuerzo o insistencia, como la lecto-escritura, la comprensión lectora, la expresión oral y la expresión escrita, en lugar de plantear tareas eminentemente prácticas de forma poco rigurosa o que no pudiesen ser realizadas en el interior de un piso.
No obstante, viendo que la situación parece que va a prolongarse de manera indefinida, hay algunas actividades físicas que podemos llevar a cabo con nuestros hijos e hijas. Ahora bien, tengamos cuidado con el aspecto motivacional, ya si una actividad física reglada o planteada de forma obligatoria por el adulto va a suponer una desmotivación para los niños, es mejor abandonarla.
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